En aquella época extraña de tener cámaras digitales, me fui a China dos veces, una a Shanghai y la otra a Cantón. Era el 2007 y creo que apenas acababa de abrir Facebook, por lo que no nos habíamos sumergido en esa ola de compartir cuanta foto uno tomaba. Muchas de esas fotos que capturé durante esos dos viajes siendo una patoja de 24 años se perdieron.
Como tenía aún la costumbre de imprimir fotos, si hice un álbum y por eso tengo registro para rememorar la aventura de viajar sola al otro lado del mundo. Y apenas unas cuantas fotos digitales, que encontré años después en un disco…!
Si hubiera tenido un hijo en ese año, tendría hoy 18 años. Pienso este tipo de cosas a veces para intentar comprender cuánto tiempo ha pasado. Es tan cierto eso que escuchaba decir a mi abuelita o a mi mamá sobre el paso del tiempo “volando”…

En fin, que yo hoy pienso en películas como Taken (en donde Liam Neeson destruye Paris) y me sorprendo lo valiente que fui montándome a un avión solita para llegar a tocar puertas de empresas que comercializaban lo que mi jefa de ese entonces me pidió ir a cotizar. Es decir, no había nadie esperándome para guiarme en dónde me hospedaría o cómo moverme. Me perdí un par de veces en una ciudad en que apenas hablaban inglés, sufrí buscando algún tipo de pan que me supiera al sabor al que estaba acostumbrada y fui estafada por ingenua en un par de ocasiones.
Definitivamente, no me arrepiento de haberlo hecho, aunque la señora que soy hoy se sorprenda de lo aventada que alguna vez fui.

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